Antes que nada decir que la crítica no es mía, sinó de Nando Salvá, crítico de la revista Cinemanía. Pero sinceramente, creo que la ha clavado:
Crepúsculo desilusionará a quienes esperen una historia de terror, vampirismo sexy y/o buenos efectos especiales (37 millones de dólares son un capital modesto, pero deberían permitir que esta película luciera más que un episodio de Embrujadas). A cambio, ofrece diálogos que aburrirán a quienes no los repitan de memoria y tantos personajes extraídos del best-seller de Stephanie Meyer que Catherine Hardwicke ejerce aquí menos de drectora que de agente de tráfico, mientras trata de aunar la literatura gótica y la cultura iPod en la figura de Edward, suerte de modelo de H&M que, con su melancolía exagerada y su mirad acero azul, convierte a su chica en una maraña de hormonas cada vez que la mira pero no la toca. La fuerza motriz de Crepúsculo no son la sangre y los colmillos, sinó el temblor del primer amor. Y, como su público son chicas muy mayores para jugar con la Bratz pero no lo suficiente para disfrutar con Sexo en Nueva York, ese amor es tan cato como la relación entre una adolescente y su póster de los Jonas Brothers.
Me hizo mucha gracia lo de embrujdas y el símil del poster de los Jonas Brothers me parece muy acertado xD Pero que nadie se lo tome a mal, porque el mismo crítico empieza la crítica (valga la redundancia) de Ultimátum en la tierra: "Dado que Kenau Reeves tiene la expresividad de una cafetera..." así que como véis sus críticas suelen ser más o menos de la escuela Boyero a la que yo tanto admiro, sea dicho.
Crepúsculo desilusionará a quienes esperen una historia de terror, vampirismo sexy y/o buenos efectos especiales (37 millones de dólares son un capital modesto, pero deberían permitir que esta película luciera más que un episodio de Embrujadas). A cambio, ofrece diálogos que aburrirán a quienes no los repitan de memoria y tantos personajes extraídos del best-seller de Stephanie Meyer que Catherine Hardwicke ejerce aquí menos de drectora que de agente de tráfico, mientras trata de aunar la literatura gótica y la cultura iPod en la figura de Edward, suerte de modelo de H&M que, con su melancolía exagerada y su mirad acero azul, convierte a su chica en una maraña de hormonas cada vez que la mira pero no la toca. La fuerza motriz de Crepúsculo no son la sangre y los colmillos, sinó el temblor del primer amor. Y, como su público son chicas muy mayores para jugar con la Bratz pero no lo suficiente para disfrutar con Sexo en Nueva York, ese amor es tan cato como la relación entre una adolescente y su póster de los Jonas Brothers.
Me hizo mucha gracia lo de embrujdas y el símil del poster de los Jonas Brothers me parece muy acertado xD Pero que nadie se lo tome a mal, porque el mismo crítico empieza la crítica (valga la redundancia) de Ultimátum en la tierra: "Dado que Kenau Reeves tiene la expresividad de una cafetera..." así que como véis sus críticas suelen ser más o menos de la escuela Boyero a la que yo tanto admiro, sea dicho.
Que la fuerza os acompañe (por cierto estoy deseando ver Faboys)
Osaka